TRABAJAMOS POR UNA ESCUELA LIBRE
7 libertades para la educación de cada niño
Tras años de trabajo centrado en llevar al mundo la necesidad de revisar el para qué de la educación, creemos que ha llegado el momento de convertirnos es portavoces de algo que consideramos fundamental: La libertad del sistema educativo para que atienda las necesidades de cada niño.
La educación, para que sea verdaderamente educación, verdaderamente justa y saludable, debe atender la singularidad de cada alumno y para ello debe ponerla en manos de quién está con ellos día a día en el aula. Cada centro es único. Tiene sus trabas pero también las claves para hacer posible la atención al potencial de todos sus alumnos. Podrá hacerlo en la medida que el sistema educativo se abra a ser más flexible, confiado y generoso con los movimientos que en él se den.
Trabajamos por una educación libre, en base a 7 peticiones de libertad que consideramos fundamentales. Estas peticiones, elaboradas con la participación de profesores, padres, pedagogos y profesionales de la educación, forman parte de dinámicas que ya se están dando en muchas partes del mundo pero de forma minoritaria. Son las siguientes:
1 Libertad del profesor para ejercer su profesión.
Confiemos en su criterio, experiencia y profesionalidad. Normalizar la actividad del docente es contradictorio con el oficio. No hay recetas para ser un buen profesor y este debe poder elegir los criterios de evaluación y eliminar, si así lo considera, los exámenes como única herramienta de validación del aprendizaje.
2 Libertad de reducción de la carga administrativa para los centros y profesores.
La burocracia que hoy en día se pide a centros y profesores es excesiva y aleja a la enseñanza de su labor principal. La inspección educativa puede y debe ser un instrumento que asesore, defienda y divulgue las mejores prácticas pedagógicas.
3 Libertad para la reducción de los contenidos oficiales obligatorios.
La actual carga de contenidos, no siempre justificados pedagógicamente, genera estrés en alumnos y profesores. Su reducción posibilita una mayor profundización de los mismos y hace posible la implementación de las materias con propuestas diferentes y específicas para cada centro o alumno. Igualmente, el centro debe tener libertad para incluir entre sus enseñanzas actividades como talleres de emprendimiento, desarrollo personal, y ofertas creativas enfocadas a un desarrollo integral del alumno. Todo esto favorece la conexión entre todas las disciplinas, eliminando la actual jerarquización de las asignaturas.
4 Libertad en la elaboración de horarios lectivos y en la utilización de los espacios.
El centro debe tener libertad para hacer su horario en función de su propuesta educativa y las necesidades de su entorno. Del mismo modo, debe poder adaptar y acondicionar sus espacios a la actividad docente. La libertad en el uso del tiempo debe también mostrarse en el respeto a los ritmos y procesos de aprendizaje de cada alumno. Estos no aprenden del mismo modo ni a la misma velocidad, y es justo que cada uno sea atendido según estas peculiaridades.
5 Libertad en la agrupación de los alumnos.
Los criterios de separación actual, por edad y orden alfabético, deben dejar paso a otros en base a la madurez, interés, habilidades sociales, u otras peculiaridades o aptitudes del alumno. Del mismo modo, el centro debe tener libertad para favorecer esta interacción de grupos y niveles.
6 Libertad de los centros para la participación activa de sus alumnos EN SUS ORGANIGRAMAS.
La educación debe fomentar la responsabilidad de sus alumnos a través de la participación activa en el cuidado orden y respeto del material, los espacios y las personas con las que compartimos la educación. Estas acciones deben reforzar el compromiso activo y tangible con el medio ambiente, como gran e ineludible responsabilidad común. Como consecuencia de una educación responsable, los centros deben tener libertad para que sus alumnos de ciclos superiores asuman gradualmente responsabilidades con relación a la programación de actividades, planteamientos pedagógicos, normas de convivencia, proyectos creativos, e incluso gestión de recursos y personal. Dicha responsabilidad del alumno debe igualmente extenderse a su capacidad de autoevaluación, fomentando el desarrollo del criterio que esta necesita.
7 Libertad de los centros para dar cabida a la participación de la comunidad que lo circunda.
Dicha participación puede darse por medio de voluntarios, profesores en formación, empresas, asociaciones, profesionales y familiares que pueden ayudar a los alumnos a desarrollar mejor su trabajo, conocer el mundo laboral y enriquecer su formación. Libertad para dejar espacio y tiempo para la presencia de actividades de servicio social y ayuda a la comunidad cercana al centro escolar, así como para la participación en el cuidado de los espacios urbanos y naturales colindantes.
Creemos, creamos y trabajamos por una escuela libre.
Aprendemos Todos
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¿QUIERES FORMAR PARTE DE LA CREACIÓN ESTA ESCUELA LIBRE?
Si es así queremos saber tus propuestas: aquellas demandas u ofertas que harías al sistema para hacer realidad esta libertad educativa, entendiendo que cada centro debe pedir aquellos ajustes que crea necesarios para la atención de las necesidades educativas de sus alumnos y del equipo humano que lo forman.
Cada centro es único, sus circunstancias sociales y culturales también lo son así como la identidad que ha ido generando en base a sus forma de educar: número de alumnos, entorno, pedagogía, etc.